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La fuerza de las palabras

  • Foto del escritor: Taboo 3e
    Taboo 3e
  • 14 dic 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 22 ene 2019

Según la Real Academia Española la definición de grosería es: “Descortesía, falta

de atención y de respeto”. Desde que somos pequeños se nos enseñan a no decir malas palabras, ya que son vulgares y hasta en algunos casos crecemos

creyendo que muestran una clase social inferior. Las groserías son el tabú de la

lengua más marcado en todo el mundo.

Groserías hay muchas, en todos los idiomas, sabores y colores. Sus orígenes

vienen desde el mismo origen de la palabra, es la lengua adaptada a las

condiciones del ser humano. Se dice que las groserías son ligadas a la clase

social, ya que alguien que se sabe expresar de manera correcta no se apoya en

las groserías. Pero ¿cuál es el lenguaje correcto? La palabra hablada está en un

estado de cambio continuo de la mano de la sociedad, así que el lenguaje

“correcto” no se puede fijar de un modo objetivo.

Por otro lado, las palabras no tienen significado hasta que nosotros se lo

ponemos, la paradoja de las palabras altisonantes es solo poderosa porque les

otorgamos ese poder. Si no se les censura todas las palabras que se designan

como groserías serían solo términos comunes y corrientes. Son malas porque la

sociedad lo impuso, pero si te pones a pensar son sólo palabras, pero nuestra

intención al decirlas son las que las cambian. Aquí yace un punto importante, decir cosas hirientes y decir groserías no siempre van de la mano.

En una investigación y experimento realizado por Richard Stephens, profesor de

Psicología de la Universidad Keel, se comprobó que decir groserías tiene el efecto

de reducir la sensibilidad al dolor, así como la mejora en el rendimiento. Otro

estudio, llevado a cabo por Timothy Jay, profesor emérito de la Massachusetts

College of Liberal Arts, confirma ante los resultados de sus estudios que las

groserías están asociadas con menos mentiras y engaños a nivel individual, al

igual que cuando la gente las usa nos da muestra de su estado emocional. Lo

anterior es muestra de que las malas palabras pueden ayudarte a comunicar tus

emociones con más precisión, lo que contradice la creencia popular de que la

gente usa groserías porque le falta vocabulario.


Aun así, no hay que olvidar que las groserías si han sido usadas para causar

prejuicios y transmitir odio a lo largo de la historia, ese son el tipo de groserías que se deben evitar a toda costa.

“Debe haber ventajas evolutivas en las groserías o no habríamos evolucionado

para decirlas”, dijo Timothy Jay, profesor emérito de la Massachusetts College of

Liberal Arts, quien ha escrito mucho sobre las palabras obscenas. “Podemos

expresar nuestras emociones, especialmente el enojo y la frustración, hacia los

otros de manera simbólica y no con el uso de uñas y dientes. Decir groserías

significa sobrellevar, o desahogarnos, y nos ayuda a lidiar con el estrés”.

Hoy en día las groserías se usan como el lenguaje del pueblo, les da identidad a

los países y es una forma de expresarse. Para todas las cosas hay un lugar y

tiempo, en un ambiente de formalidad y respeto se debe de usar ese lenguaje

adecuado.

Pero creo que debemos entender todo lo que conlleva decir una grosería para

poder quitarnos el tabú de la boca.


Redactores: Julieta Lizarraga

Edición y Corrección: Michelle Hurtado

 
 
 

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